
Vuelven lucidez indoloras que causan enojos de un anoche,
como el exhalo de un cielo abolido en su desolación;
¡Créenlo así!
Mucha belleza no se calma de implorar la hermosura por demasía,
pero es sustentable consumirse en esta imaginación,
porque es suficiente dilatar esta contemplación
como si fuera el génesis de una cristalina benevolencia.
¿Pero como se puede evocar
lo insufrible de esta ignavia tan inerte,
no es acaso que los diafragmas de mi cuerpo
son tan estáticos como el silencio perecido
de un “Ahora” diezmado?
Vean aquí…en lo más allá de esta acomplejada realidad,
¿Puede esta matriz palpitante
decirme el modo u forma de acapullar este instante
en una nada?
(Si existiera la nada, ¿Dónde respiraría interrogante?)
¡Díganme tan siquiera una sensibilidad más augusta
que cualquier sentimiento procreado!
Es imposible dormir esta alma semiconsciente,
es algo tan rechazado como el fulgor deslumbrante
de una consciencia transfigurable.
Al menos la pureza de este vislumbre
puede asumir un enigma más voluptuoso
de esta inacabada sabiduría.
Meditación impregnada en susurros catalépticos;
Vértigo discontinuo de una inhalación resurrecta.
Elevación retoñada de una antigua consecuencia,
fija como el alba que recrea una repetida sensación infrahumana,
sutil como la parábola de un ente coronado;
Nunca es suficiente consagrarse de esta tranquilidad,
pero tampoco es necesario sacrificar esta ascendencia soñada
en un eterno sopor de arrepentimiento sucesivo.
¡En este instante…este sendero es más etéreo, que un final no tiene sentido!