Como Lluvia Fresca que Purga la Vacuidad


¿Acaso el vacío osó en desnudarse contigo alguna vez?
Tu tez se empapa como las ventanas que lloran paisajes
sublime bosquejo que nutre la esencia de tu orquídea,
centenares de gotas componen tu madrigal suspirado
mientras los pájaros sacian su sed de un cielo triste.

Aunque la naturaleza sea una mujer morena e melancólica
siempre sus flores se abruma con serenidad de anhelos,
no hay nada inerte que deja su pureza purgada
creo que tu cuerpo es un jardín escondido con recelo
pero el aroma de la lluvia acostumbra a desvestir tu fragilidad.

En esa ansia de diluir el semblante distorsionado de la soledad,
el deseo puede dibujar tu alma en un pequeño estanque
solo contempla si el rocío del alba limpio tu pesadumbre
pues jamas pensaría que vuestra hermosura de ocaso
negara el gozo de purificarse
en el interminable abrazo de la lluvia,
emanando tu cuerpo en pureza y humedad.

En el Inframundo Crecen Lirios



Temo despertar en un exhalo de tranquilidad.

En un pasto suave, mi cuerpo yace extendiendo raíces;
escucho el cielo en su suspiro abismal y pacifico
mientras mi alma transmuta en un colibrí de fuego;
vuela sin conciencia...
pues la ansia es el alimento que aviva la flama
donde la muerte pasa los eones
meditando entre las zarzas.

Mi sufrimiento es un bagre plateado que huye despavorido.

La existencia esta pintada con hologramas de antigüedades,
donde mis ojos alaban la mentira de la beatitud,
cuya hambre de la visión transgrede eternamente
a la sombría verdad que duerme
entre el puente de un río sereno.

En un pequeño papiro, no hay sabiduría escrita,
solo un abrume de perfumen e incienso.

Puedo caminar en ese sendero,
desprendiendo el otoño en mi vestimenta,
en el inframundo crecen lirios
y tienen sed de salvación,
pero el jardinero cayo
dentro del pozo de la ignorancia.

He de aguardar la lluvia,
pues carezco de penitencia u razón
para redimir la decidía de los demás,
por ende, la paz es el infierno más codiciado
para descansar en silencio.