En el Inframundo Crecen Lirios



Temo despertar en un exhalo de tranquilidad.

En un pasto suave, mi cuerpo yace extendiendo raíces;
escucho el cielo en su suspiro abismal y pacifico
mientras mi alma transmuta en un colibrí de fuego;
vuela sin conciencia...
pues la ansia es el alimento que aviva la flama
donde la muerte pasa los eones
meditando entre las zarzas.

Mi sufrimiento es un bagre plateado que huye despavorido.

La existencia esta pintada con hologramas de antigüedades,
donde mis ojos alaban la mentira de la beatitud,
cuya hambre de la visión transgrede eternamente
a la sombría verdad que duerme
entre el puente de un río sereno.

En un pequeño papiro, no hay sabiduría escrita,
solo un abrume de perfumen e incienso.

Puedo caminar en ese sendero,
desprendiendo el otoño en mi vestimenta,
en el inframundo crecen lirios
y tienen sed de salvación,
pero el jardinero cayo
dentro del pozo de la ignorancia.

He de aguardar la lluvia,
pues carezco de penitencia u razón
para redimir la decidía de los demás,
por ende, la paz es el infierno más codiciado
para descansar en silencio.

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Suspiros