Vereda



¡Andemos por esta vereda!
El atardecer empieza a quejarse de su ocaso anterior,
la muchedumbre vive pensando en como dormir
sin escuchar los gemidos de la desesperación
(Tienden a desarroparse cuando la luna se baña en brío);
Pisamos el concreto de los olvidados,
aquellos que creyeron se recordados
por el hecho de plantar jardines de cabilla y cenizas,
pero solo las moscas, de vez en cuando,
hacen melodías para ellos
como promesa de concebir pureza
a la enfermedad que los acompañan.
El cielo deja una estela de perfumen,
y los indigentes creen vivir
en un palacio de lata.
Un perro con sarna es mejor trovador
que un bohemio y su guitarra
(Aunque su sentimiento no se aclara
por el sabor de una pierna)
Ciertas mujeres sueltan sus trenzas
para que el primer vagabundo
ose rescatarlas de su vergüenza oculta,
pero muchos de ellos caen empalados
en las cercas dentadas,
después de escuchar el secreto
de sus balcones femeninos
(Quizás se asustan por un reembolso de dignidad)
A veces el rumor se viste de traje etiquetado
y rara vez se disfraza de meretriz costosa,
por cada esquina de ángeles bebedores y demonias fumadoras,
no hay mejor historia
que un cuento marañado.
Por cada casa se encuentra…
Un albañil que cultiva orquídeas de periódicos,
una religiosa que colecciona retratos de vírgenes
como excusa para que sus hijos la olviden,
un mecánico perfeccionando las pulsaciones
de una esposa sin alma,
una abogada que reniega la verdad
por encima de su protocolo,
un medico confundiendo la vida
por un valor monetario,
una ama de casa retocando su soledad
en su lecho empapado,
un cura que desmantela su templo
para pagar la renta de su pecados…
¡Son tantas las idoneidades de una faena!
Aun así,
uno cree que Dios se la pasa señalando
(Yo creo que solo mide el sol con su dedo)
No hay triste rechinar de grillos cantores,
mucho menos niños
que constantemente saltan la cuerda
para saber que tan agotador puede ser
conocer un primer beso
al primero en romperse la rodilla
en una caída fortuita.
A veces las sombras
solo se la pasan mirando
a la nalga más bella que puedan rozar
ó manosear en un claro propósito
de hacer celoso a un poeta de melancolanza sentada,
pero hay compañías más etéreas y sutiles
que simulan la sensualidad
en la gracia de un cortejo inesperado
¿Quién sabe?
(Tal vez lluevan nebulosas oxidadas
ó prismas de neón)
Pero solo queda recordar
la dirección correcta de este paraje incierto
…si es que aun tenga un nombre
para olvidarlo.

2 comentarios:

  1. Hola..... que hermosas imágenes escoges para acompañar tus letras..... bravo!!!

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  2. gracias Oscy, que gusto me da que te halla encantado :D

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Suspiros