Infúndeme la gracia eterna...



Infúndeme la gracia eterna
concebida en perfecta disonancia
en prosas riquísimas recitadas
como sortilegio divino de amoríos.

Desprende todo ornamento de vilezas,
mi preciosa e inmaculada hurí,
de éste frágil y fornido cuerpo
surtido en belicosos martirios.

Úngeme en tus caricias de mirra
todas las fatigas de la celosa soledad.
Lubrica la avidez de toda delicia
en vuestros labios conferidos
a mi caprichosa salvación.

Mi ansiado paraíso:
¡Hazme arder en embriagadora lumbre!
─cuan faro imponente
ante las lenguas del mar.

Púrgame en tu fogoso
abrazo de sándalo
el delirio tormentoso
de la nublada fe.

Mi deseado abismo:
¡Hazme caer en energúmeno amor!
─cuan vasta pasión
de entrega perpetua.

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