Venid confiada en deleitar jubiloso...




Venid confiada en deleitar jubiloso
con complaciente decoro
a vuestro sultán de oro.
Ostenta el encanto de mi reino
sobrecogido a tu preciosidad
en la voz de tus historias carnales.

Fiel vasalla de mis interminables noches:

¡Cuéntame el amorío de estrellas palpitantes!
¡Recuérdame las travesías de romances vedados!
¡Cautívame con la magia de amantes infames!
¡Adviérteme de las delicias de perfidias enamoradas!

¡Prohíbeme de los males en la pureza de mi amada!

¿Qué depara tantos finales sin fin?
Perdido por ti
Y hallado por ti:
tan insaciable eres
en tu sabiduría
de perla y miel.

Concédeme
el protagonismo [i]licito
de ser todo el hombre
en todos tus caballeros
sin defecto.

Démosle vida
a vuestras palabras
embellecida con leyendas,
cuan mística poesía
para amar
incontables mujeres
encarnadas
sólo en ti.

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