Sea mi dicha...



Sea mi dicha
un cadáver suntuoso
para las flores del averno,
pues las abejas y las moscas
hacen música hiriente
de dulzura y pestilencia,
y cuando mi aroma
impregne el recuerdo
de esta mortaja celeste,
desistan de elevar
aquellas primaveras infantiles
en contritos otoños amargos
pues no poseo la sombra
de tantas estrellas ocultas,
salvo el efímero amor
que tanto me repudiaron.

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