
Lleve consigo un cenicero lleno de perfumen incinerado
Atontando a las diosas que viven en los rascacielos deshuesados.
Vine a ver el paisaje, y con ella, un ave desnutrida
sacando conclusiones y omitiendo razones ilusas.
El sol dice que tiene sed, pero yo no le creo
vive pidiendo limosna a una anciana
que lleva por nombre sequía.
Mi cigarro expira mariposas en su llama
mucha de ellas se aparean con vergüenza
¿Dónde dice que no puedo desnudar a la humildad?
Es ilícito soñar para una niña consentida
bajo su falda existe un enjambre de langostas.
Tengo un pasaje hacia una espiral mareada
pero un hombre con sombrero encapado señalo:
Allí viven las sombras de piernas hermosas
y los hijos de las miradas irreconocibles.
(Hasta mis pensamientos se asoman por la ventana de mis ojos)
Miro mi reloj de rubíes
y ya los petirrojos cantan el velorio de sus polluelos.
El cielo tuvo un retraso de cinco meses
y la noche le queda una estrella por fecundar.
Tomo notas y observaciones
y expiro una bocanada de virginidad
para una multitud de evas existencialistas.
Conté los estragos de una familia embriagada,
pero deduje que era demasiada insensatez
tomar una digna aprobatoria
para violar un sueño ajeno.