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Cuando el Escarlata Pinta su Sombra


Lumbres disipadas
señuelos imaginarios,
surten estas espigas
manchadas e inquietas.

¿Qué se lleva el viento
en su estela dormida?
Tantos amaneceres
no ceden su brillo cegado.

Nadie descansa
con su sombra
ni imploran lunas
alumbradas e alejadas.

Sin embargo,
aferran su remordimiento
en tallos cortados,
viven con el ocaso
corriendo por sus frentes.

No es suficiente.
– Aun sublime –,
esta carne invoca
una fragancia de recelos.

Pálido y enamorado,
¿Quién puede deshacer
un encanto ultrajado?

¡Ya lloran las cigüeñas!
¡Ya callan las misericordias!
¡Limpien de utopía,
el desangre
de ésta prístina inocencia!

Caótica Bendición


Quizás impuse
una reflexión dilatada,
mejor deduje
lo imposible en odiar.

Es una caótica bendición
aflorando en premura.

No fue
el principio de una lágrima,
tampoco el incesto
del sollozo putrefacto.

Es dudoso resistir
un elogio inerte,
si acaso escuchara
la preocupación desfigurada.

Todo puede ser inmune
fuese sólo un viento sin origen
un murmullo insufrible, o tal vez
la sustancia de una lluvia anciana.

Bendita seas
amorfa imaginación:
pureza desterrada
como joya sin valor;

Maldita seas
belleza oscurecida:
viciosa ilusión
conocida como mal.