Vendedor de Perla Recita su Servicio


Ya las sombras no tienen lugar para disfrutar
el néctar de la concha corrompida
(Algo que la luna tiende a veces
a volver su cachos contra el sol).
Las aguas se braman en la sazón
de una joya amorfada,
por el cual un arte tan refinado
(a veces) pone de manifiesto
la risa de los moluscos fosilizados.

Por lo tanto,
el hombre como la mujer
no dejan secreto alguno
para librar la osadía de embriagar
la mar con su fruto de concepción.

En otro caso, se puede quitar
un solo grano de océano,
por poner la diferencia entre una perla
y los ojos de la vida.

2 comentarios:

  1. Vaya José... Que prosa muchacho... Es que no sé como imaginarte.. Si leyendo en un bus desde lagunillas hasta maracaibo.. O en tu casa jodiendo de los más normal.. Tal vez filosofando y cayendole mal a todo mundo.. O de pocas palabras y extremadamente popular...

    He quedado impresionado (una vez más) con tu poema... Manejas el tema... A traves de un contenido que sutiliza cualquier apreciacion.. Aunque tu sello es unico nos permites libertad.

    Saludos.

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