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Jacinto para Mi Gitana
Para Gisela
Es evidente que vuestro corazón emana una brasa de incienso
dado tu mirada aviva la fogata en tu sortilegio de gitana,
en la gracia de suspirar la mirra de tu sueños de ocaso
tu alma como aurora, resplandece en el vicio de la natura.
Vida en que los eones han tallado vuestra dicha y belleza,
aun cuando tus pensares hacen vigilia por el infortunio de tu murria
donde esperas cruzar ese umbral a un paraíso fausto
como muestra artífice de tu magia benevolente.
Con tu té de jacinto, la divina locura es una bruma de alegría
o como el dulce sueño de Baco, recogiendo su obra en el viñedo.
En tu hermosura helénica, el oro es mi única ofrenda a tu musa
aunque mis palabras osen retratarte en un lienzo de zafiro.
En las especias de tu caldero, anhelas quemar tu soledad taciturna
y la desnudez de la luna es el afable sudor de tu culto.
Con el oráculo de vuestro nombre consagrado en velo
la mujer misma es un origen inexplicable de carne y hueso.
Mientras tu andar deja su hojarasca en el plenilunio
has impregnado mi esencia con el viento de tu caricia,
marcando el sendero en vuestra próxima estación de vida.
Por Puesto

Mientras las horas se deshidratan con fervor ardiente
un conductor mulato pide mas lochas que un sordo despistado
con volante y sudor de lagartija angustiada,
hay numerosas paradas
por donde una meretriz consigue aventon,
y otras veces, un hombre cerdo
trasluce su billetera con la foto de su esposa con cola de víbora
...¿Que gracia verdad?
En pleno viaje hay mas escándalos con la primera noticia del día,
y uno que otros cuentos urbanos,
pero yo me quejo de tragar monóxido,
mientras que unos santos no se inmutan
de saltarse la carretera.
Ovulo de su Silueta Profanada
Surge el deseo como boca de león
para saciar encantos de mirada esquiva,
un llano recuadro en la mujer retratada
infiriendo la estática dulzura
por tocar la curvatura celestial.
Sudor flujianime en la pasión desorbitada,
cada mano son mis pecados
y a la vez
un contacto procreador del fatigado amor.
Mujer de azabache, silueta edenica
el eco de tu risa
confunde lo sensual de tu aroma.
Virginidad descarriada
ovulo castigado,
el susurro de tu llanto
sofoca el éxtasis de tu castidad.
Un clamor asfixiado con su beso salpicado
la destilada fusión que minora el deseo.
La mujer es saciada de su cuerpo
y la profanación ensombrece su belleza celestial,
donde mi mirada cautiva
desvelara su hermosura corroída
Penumbra Femenina
¿Cómo deshacer
la ausencia cálida en tu aroma?
Esa fragancia llena mis anhelos
como un suspiro
como un suspiro
ahogando mi pena.
Entre las gotas de tus labios,
creí devorar
el cadáver
de tus ansias;
es más...
las risas de tu llanto
las risas de tu llanto
copularon su némesis.
Teniendo tu escultura
Teniendo tu escultura
de carne sudorosa,
consumo tu vientre,
tu lengua,
consumo tu vientre,
tu lengua,
tus pechos descubiertos
donde mis dedos delicados
invaden tu corazón
invaden tu corazón
como hojarasca de ardor.
Penumbra femenina
Penumbra femenina
disipada en caricia,
brasa de tus ojos
brasa de tus ojos
renacen por tu noche.
La satisfacción
crea un aura voceada
al ultimo desaliento
al ultimo desaliento
de un embeleso final.
Yaces en lumbre
con tu sombra y sudor.
Para Ti...Mi Divino Enigma

De tu vida solo divise las mareas de tu silencio
en el amanecer de tus ojos que brillaron en mi.
Cuan insolable cielo retrataste en mi alma
adornandote de estrellas que guiaron mi letargo.
Enigma de mujer: En esencia de mar y flor;
reviveme con tu dulce voz de primavera
y abraza esta incesante palpitación
de mi alma divinamente enloquecida...por ti.
Vendedor de Perla Recita su Servicio

Ya las sombras no tienen lugar para disfrutar
el néctar de la concha corrompida
(Algo que la luna tiende a veces
a volver su cachos contra el sol).
Las aguas se braman en la sazón
de una joya amorfada,
por el cual un arte tan refinado
(a veces) pone de manifiesto
la risa de los moluscos fosilizados.
Por lo tanto,
el hombre como la mujer
no dejan secreto alguno
para librar la osadía de embriagar
la mar con su fruto de concepción.
En otro caso, se puede quitar
un solo grano de océano,
por poner la diferencia entre una perla
y los ojos de la vida.
Belenruth

Asunción
os implora
delirosa,
caída vuestra
perpetua fue.
Melancolía,
sin faz,
has de conocerla:
atroz,
dentro del espejo
la descubres.
Tu atisbo letal:
veneno apaciguador.
envuelven belleza
en sofocado velo.
Consienteme
con ternura de versos:
soltura en malicia
encarnecida y táctil.
Afliges en mil caudales
tu abandonado éxtasis:
consolada murria,
abrazada con placer
al unigénito pecado:
una mujer más
os deseo convertir.
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